Un buen profesor debe tener el conocimiento y la experiencia para enseñar a otros. Es necesario que sea competente en la materia, pues no podemos aprender de alguien que simplemente no maneja el tema.

El profesor además debe ser capaz de comunicar y transmitir claramente lo que sabe. Ha de tener su material ordenado de forma tal que pueda ser comprendido y utilizado eficientemente por los alumnos.

Pero quizás lo más importante es que los profesores demuestren pasión y entusiasmo por su trabajo y por lo que enseñan. Es de vital importancia, pues la pasión tiene el poder de inspirar.

Una cosa son las competencias y atributos del profesor que bien pueden hacerlo competente para el trabajo, y otra muy distinta es la capacidad de afectar y cambiar positivamente la vida de sus estudiantes -su forma de pensar, de analizar, de trabajar o de afrontar los problemas.

Recordemos a nuestros profesores favoritos. ¿Qué hicieron distinto? No se conformaron simplemente con explicar un tema pasando una lámina tras otra. Enseñaron habilidades aplicables en cualquier tiempo o contexto. Forjaron relaciones de confianza y entendimiento. Fueron más allá y motivaron a sus estudiantes a rebasar su potencial. Los hicieron entender que siempre se puede ser mejor… y en este proceso ellos mismos entendieron que enseñar y aprender son dos cosas que se pueden y que se deben hacer al mismo tiempo.

Siguiendo las sabias palabras de William A. Ward:

“El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira.”

Hagamos esa idea una realidad en Teachlr.

 

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