Es importante recordar que no hay estrategia buena o mala por sí misma. Que pueda ser efectiva o no depende de muchos factores, como la combinación de sub estrategias, pertinencia en el tiempo y un buen seguimiento y apoyo de parte de varios miembros del equipo.

En Gamification: ¿sueño o pesadilla? comenzamos a hablar del instinto innato humano que nos lleva a jugar y competir. Presentado por Huizinga (1964). Siendo este uno de los factores determinantes para la evolución.

El instinto de juego está directamente relacionado con los instintos de supervivencia y por lo tanto con la evolución. Estos instintos de supervivencia llevan al aprendizaje y este es el combustible del desarrollo evolutivo.

Vayamos al grano, conversemos sobre gamification y juegos.

Al responder estas preguntas tú decidirás si jugar o no jugar

¿Alguna vez consideraste cobrar a tus amigos por participar con ellos algún juego de mesa? ¿Dejaste de jugar Candy Crush o A Pensar antes del segundo nivel? ¿Te gustaría ver un juego de fútbol en donde no hay puntaje o haya un solo equipo?

Si la respuesta es no, ¡felicidades, eres humano!

Entonces, ¿qué es lo que tienen los juegos que tanto nos motiva? ¿Por qué añoramos tanto esa sensación de logro y adrenalina que sólo nos ofrecen las situaciones lúdicas?

Sin importar la explicación, todos lo hemos sentido. Entonces, ¿por qué tan serios? ¡Juguemos!

Gamificar es un asunto serio para las empresas

Hemos listado 13 habilidades que una buena estrategia de gamificación puede estimular en su equipo.

  • Toma de decisiones y riesgos: cuando jugamos por diversión, no hay consecuencias reales. Es por ello que estamos dispuestos a tomar riesgos mayores y a demostrar otros aspectos de nuestra personalidad. En este punto, subimos las apuestas y la creatividad se activa.
  • Razonamiento abstracto: cuando se da la oportunidad de visualizar una situación real (o realista) desde una estrategia de gamificación, se observa desde una nueva perspectiva. Es por ello, que los estudiantes observarán todo de manera fresca, casi indirecta. De esta forma, tendremos respuestas innovadoras a procesos periódicos.
  • Más compromiso, filiación y socialización: ser parte de un equipo toma un significado totalmente diferente cuando se juega. Es humano rodearse de personas con las que compartamos un deseo, impulso o pasión. Incluso, en muchos casos un poco de sana competencia es una forma de crear lazos.
  • Competencia, placer y logro: ya sea que la estrategia de gamificación tenga como finalidad ganar (o perder) o no. Competir es una respuesta psicológica condicionada humana, satisfactoria en sí misma. Jugar es un placer porque requiere de nuestro lado racional e irracional, por lo tanto, nuestro cerebro necesita activar muchas más funciones que para cualquier otra actividad de trabajo.
  • No se pierde nada: si tu equipo sabe que no hay costo en perder, probablemente tomará más riesgos. Usará sus herramientas más escandalosas o intentará lo que nunca ha intentado. Es decir, que gamificar una tarea, puede ser de gran ayuda cuando no se saben las respuestas correctas o se quiere desarrollar un nuevo producto o servicio.
  • Catarsis: supongamos que no hay nada nuevo que quieras enseñar a tu equipo. Pero todos necesitan un descanso, un desahogo o hasta la oportunidad de relucir. Competir o fallar sin consecuencias es una excelente forma de drenar tensión emocional, agresividad o instintos negativos. Sí, algunos optan por mesas de ping pong o clases de Zumba, lo que está bien. Pero también podrías gamificar el día a día.
  • Autoestima y más conocimientos: estimulando la creatividad, el pensamiento estratégico, la participación y hasta la completación, los miembros del equipo mejoran su autoestima y adquieren nuevos conocimientos sin saberlo.
  • Autonomía: hay pocas cosas más estimulantes que por ti mismo aprender algo nuevo que nos sea útil. Sí, es muy sencillo preguntar a cualquier compañero de trabajo o aprender a imitar. Pero imagina que aprendamos solo por tratar de ganar o por el hecho de jugar. Así encontraremos respuestas innovadoras, frescas e incluso fuera de la zona de confort.
  • Creatividad y pensamiento divergente: un poco de crisis puede despertar genialidad en quienes menos esperamos. Como dijimos antes, se puede gamificar en búsqueda de nuevas ideas. Cuando nada está escrito y se presenta la posibilidad de escalar posiciones (así sea ficción), el instinto animal obliga a mostrar las mejores habilidades.
  • Desarrollo de métodos y sistematización: fallar o lograr son las únicas dos formas definitorias de comprobar una hipóteses. Por ello, las situaciones planteadas lúdicamente, permiten desarrollar métodos o sistematizar procesos que puedan ser extrapolados a la realidad a la vez que reduce los riesgos reales.
  • Agudizar los sentidos: ya hemos dicho que los instintos lúdicos (del juego) y los instintos básicos están íntimamente relacionados. Lo conocido, el mundo moderno, ha anonadado nuestros sentidos y con ello ha desaparecido, en muchos casos, el sentido de urgencia. Hay una forma de poner nuestro cerebro reptil al servicio de nuestro cerebro racional, gamificando. Es decir, dándole un sentido lúdico a lo que es realmente serio.
  • Persistencia: de acuerdo con Jane McGonigal (2011) y The Institute for the Future (2015), la ludificación permite a las personas buscar lo que se denomina sentido épico. De esta forma, se desarrollan habilidades más fuertes y duraderas relacionadas con la persistencia. Siendo este, por mucho, uno de los factores determinantes para el éxito.

Por sí solas, estas habilidades son buenas para tu negocio, pero juntas son transformadoras de realidades. Es por ello, que la gamificación debe combinar variadas estrategias. Puedes leer más en: Gamification: ¿sueño o pesadilla?

Necesitamos jugar. Y la historia lo prueba.

Hoy en día, la gamificación ha ganado cada vez más espacio en la discusión educativa. Pero también en el marketing, turismo y actividades culturales. Sin importar la edad o la audiencia.

Sin embargo, no podemos acreditarnos haberlo inventado. Lo que sí estamos haciendo bien es hablando del tema. Ahora nos queda definirlo mejor y hacerlo tangible.

Desde el principio de la historia, jugar ha sido importante. Hay evidencia de faraones y escribas usando la gamificación como forma de estimular sus tareas diarias y las de sus súbditos más cercanos.

Los griegos eran expertos en jugar y resolver problemas creativamente, solo recordemos Troya. También, fuerzas armadas en todo el mundo están formadas por personas que claman constantemente insignias y ascensos.

Al parecer, nunca hemos dejado de perseguir un cierto sentido de logro. El cual no debe ser condenable, sino usado en nuestro favor.

La gamificación permite a empresas en todos los gremios cultivar las diferentes facetas de las personas y motivar. ¿No lo sientes cuando juegas?

Recapitulemos

  • La productividad aumenta con empleados motivados y comprometidos.
  • La competencia siempre es una buena razón o estímulo para diferenciarnos.
  • La persistencia es la cualidad por excelencia de los jugadores. Y la quieres en tu negocio.
  • Gamificar es algo muy serio. Y bueno para tu negocio también.

 

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