El célebre Leonardo Da Vinci nunca fue a ninguna institución a recibir educación formal y, sin embargo, creó los primeros prototipos del helicóptero, el planeador y los lentes de contacto, entre otras muchas cosas. Y por si fuera poco, podía escribir con una mano y dibujar con la otra… ¡al mismo tiempo!

Hoy todos conocen a Leonardo y sus pinturas (porque también fue extraordinario pintor), son admiradas en los más importantes museos del mundo. Es el modelo del hombre de conocimiento universal.

El placer más noble es el del gozo de entender y aprender. ~ Leonardo da Vinci

A finales del siglo XIX, cuando las universidades eran sitios poco apropiados para una mujer, Marie Curie desafió todas las barreras al convertirse en una excelente estudiante universitaria de ciencias.

Sería la primera mujer en enseñar en la prestigiosa Universidad de París. Añadió a ello luego dos Premios Nobel, uno en Física y otro en Química (la única persona que ha logrado tal cosa hasta hoy).

Nada en la vida debe temerse, solo debe ser comprendido. Es el momento de entender más para que podamos temer menos. ~ Marie Curie

¿Por qué fueron extraordinarios?

Individuos extraordinarios como Leonardo y Madame Curie han hecho que la humanidad dé saltos importantes en el progreso de todas las cosas. Cada uno fue educado según el tiempo en que les tocó vivir, pero nunca se conformaron y siempre fueron por más.

Tenían curiosidad, ciertamente, pero también fueron tremendamente creativos. Eso es lo que los convirtió en extraños en su contexto, porque la creatividad nos brinda la capacidad de detectar problemas que otros no pueden ver. ¡Y eso es un superpoder!

Añadamos a eso su enorme capacidad para ser cognoscitivamente flexibles. Tanto Leonardo como Madame Curie podían aprender de elementos muy variados, simultáneamente y a través de medios distintos.

Y por si fuera poco, supieron adaptarse a las diversas circunstancias que debieron enfrentar en su vida y obtener de ellas en mayor de los provechos. Ninguna fue para ellos una situación de desventaja.

¿Tendrá el siglo XXI un nuevo Leonardo y una nueva Marie Curie?

¡Sin duda! Y no uno, sino muchos. La educación del siglo XXI se perfila con unas características tan singulares que hará que la norma sean las mentes extraordinarias. Lo que hasta hace pocos años estaba reservado a grupos de individuos bastante reducidos. Los medios tecnológicos digitales lo están colocando al alcance de muchos.

Si Leonardo no fue a una universidad, sí tuvo a su alcance libros y personas de las cuales aprender por sí mismo. Pero esto no era lo común en su tiempo, cuando la mayoría debía trabajar arduamente para llevar una vida muy precaria.

Por su parte, Madame Curie sufrió la discriminación hacia su condición de mujer en las dificultades que tuvo para acceder a una buena educación, sobre todo en el campo científico reservado casi exclusivamente a los hombres. Pero no se amilanó ni se frustró. Insistió hasta lograr la educación que deseaba desde que era una niña.

La educación en el siglo XXI hará posible, de manera mucho más accesible, lo que para Leonardo y Madame Curie implicó enormes esfuerzos. La tecnología digital facilitará todo el proceso educativo y lo llevará a muchas más personas, en muchos más lugares en todo el mundo.

¿Qué esperar de la educación del siglo XXI?

Erróneamente las personas consideran que el eLearning es el gran aporte de la educación en el siglo XXI. Y aunque de hecho es un aporte de peso incuestionable, no puede ser considerado sustancial.

La esencia de la educación en este nuevo siglo que apenas empieza no puede ser el uso de las nuevas tecnologías digitales, ni tampoco estas tecnologías en sí mismas. El gran impacto de la educación no puede estar en el medio, sino en el mensaje.

Debemos reconocer, en primer término, que el proceso de enseñanza y aprendizaje ya no es lo mismo gracias a los nuevos medios tecnológicos. En segundo lugar, que las instituciones educativas y los docentes no pueden seguirse manejando como en el paleolítico superior.

Pero lo que deseamos y necesitamos para la educación en el siglo XXI sobrepasa lo que ya nos ha dado la tecnología. Las universidades, desde el punto de vista curricular, avanzan a paso de glaciar y el entorno demanda profesionales o personas capacitadas de modos que aún no llegan a ser totalmente formales.

¿Cómo debe ser la educación del siglo XXI?

Todo apunta a que la adaptabilidad es una competencia que cada quien debe desarrollar para ser exitoso en el mundo laboral hoy. Entendiéndose esto como la capacidad para aprender constantemente cosas nuevas y nuevos procesos.

A esto hay que sumarle la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de aprender de varios procesos simultáneamente y de maneras diferentes. Integrando conocimiento diverso a cada paso.

Generar profesionales altamente creativos, es decir, que sean capaces de detectar problemas aun antes de que estos se presenten y de idear soluciones innovadoras, originales y sustentables es hoy fundamental.

La gran demanda en el siglo XXI apunta a personas que requerirán una educación ágil, adaptable, consciente del entorno. Mientras las universidades reflexionan sobre qué hacer y si su modelo pudiera tener aún alguna vigencia, han surgido otras ofertas educativas aliadas de la tecnología digital para brindar lo que ellas se tardan en ofrecer.

 

 ¿Con qué contamos hoy?

Es justamente allí donde Coursera, EdX o Teachlr tienen la ventaja o, para decirlo coloquialmente, el sartén por el mango. Y aunque algunos portales de educación en línea estén respaldados por universidades de prestigio, estos no son ninguna de esas universidades en su sentido tradicional.

Estos portales no se han conformado con virtualizar la presencialidad de esas universidades. De hecho no ha dejado de cambiar, mejorar la experiencia, etc. La razón es la presión de la demanda en el entorno

Desarrollar una tecnología que respalde esa demanda es fundamental, pero no suficiente. El futuro de la educación en el siglo XXI está en la capacidad de formar personas para un mundo cambiante, demandante y variado.

La tecnología es, en esta misión, un aliado de primer orden, pero no el objetivo. No fueron los libros el objetivo de Leonardo, como tampoco las universidades el objetivo de Marie Curie. Estos fueron sus medios. A través ellos se convirtieron en esas personas de extraordinaria capacidad intelectual y de enorme impacto en la sociedad.

El próximo Leonardo y la próxima Marie Curie pudieran entonces estar en cualquier lugar del mundo. Aprendiendo de cualquier otra persona muy lejos de su entorno. Aprendiendo de alguien a quien tal vez nunca conozcan personalmente, pero que les estimule a ser curiosos y creativos aun cuando el único libro de que dispongan sea el cielo lleno de estrellas.

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